viernes, 29 de octubre de 2010

100 años de Miguel Hernández


Tal día como mañana, 30 de octubre, de hace justo un siglo, nació en Orihuela (Alicante) un niño cualquiera en una familia cualquiera. Se llamaba Miguel Hernández Gilabert, pero la historia de la literatura y el desamparo lo habrían de convertir en muy poco tiempo, teniendo en cuenta que murió con sólo 31 años, en uno de los más grandes poetas en castellano de todos los tiempos. Tal vez el más comprometido, tal vez el que peor suerte destiló para salvar su pellejo. Pagó su valentía contra el Fascismo al precio de su sangre. Y todo, increíblemente de prisa.

Hablar hoy de Miguel Hernández es hablar de poesía y vida entreveradas con palabras que, al tiempo que son palabras, no son palabras que se lleve el viento, porque el Viento es del Pueblo, ese pueblo del que Miguel Hernández levanta su persona y su poesía, ese pueblo nutrido de jornaleros y de niños desarrapados y explotados por la avaricia, ese pueblo que se levanta y clama contra el Cielo y contra el rico, pero que también es capaz de amar y llorar profundamente, por una idea, por una mujer, por un niño que se muere o por otro que sólo como cebollas.

Miguel Hernández sigue descolocado hoy en los libros porque es un poeta sin generación. Nació tarde para incorporarse a la Generación del 27 y murió temprano para pertenecer a esa otra Generación que llamaron del 36. Sin embargo, su verso, que es a la postre lo trascendente y lo que importa, está perfectamente colocado en nuestros corazones y en la memoria de un pueblo que lo invoca. Miguel Hernández es un poeta del pueblo pero no popular en el sentido que se le da a esta palabra, porque su poesía nace de una auténtica vocación de cultura, de un hambre insaciable de la lectura de los grandes, del dominio de la sintaxis, del acierto de la palabra precisa, del ansia de conseguir lo que el pueblo siempre quiso decir pero que sólo Miguel supo decir como nadie.

Un ejemplo:

Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.

Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa,
con su ruinosa cama.

Florecerán los besos
sobre las almohadas.

Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

El odio se amortigua
detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.


Mañana contaré lo que sé de él en El Casino de Los Palacios y Villafranca. Luego, lo resucitaremos leyendo su palabra.

viernes, 22 de octubre de 2010

Jornadas sobre la profesión periodística

El próximo miércoles 27 de octubre de 2010 tendrá lugar en la Facultad de Comunicación de Sevilla la Jornada sobre Periodismo Global: Crisis, Oportunidades, Desafíos y Fronteras, organizada por el Sindicato de Periodistas de Andalucía (SPA), la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP) y mi Grupo de Investigación, Influencias de los Géneros Periodísticos y las Tecnologías en la Comunicación Social de la Facultad de Comunicación de Sevilla.

Es la III Jornada sobre la profesión periodística promovida por el SPA y constará de cuatro mesas temáticas que se desarrollarán en sesiones de mañana y tarde en la misma facultad sevillana.

Programa
10.00 h. Inauguración
Intervienen:
• Antonio Checa, Decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla.
• Lola Fernández, Secretaria General del Sindicato de Periodistas de Andalucía
• Dardo Gómez, Dardo Gómez, Secretario General de la FeSP
• Antonio López Hidalgo, Responsable del Grupo Investigación Influencias de los géneros periodísticos y las tecnologías en la comunicación social

10.30 h. Mesa 1. Periodismo global y periodismo ciudadano
Intervienen:
• Luis Rodríguez Pí, Director Adjunto de la Cadena SER
• Antonio López Hidalgo, Periodista y Profesor Titular en la Facultad de Comunicación de Sevilla
• Victoria Cabrera. Periodista y directora de CIBERSUR
• Dardo Gómez, Secretario General de la FeSP
Modera: Isaac López Redondo, Periodista

12.30 h. Mesa 2. Nuevos periodistas para un nuevo periodismo
Intervienen:
• Antonio Ramos Espejo, Profesor de la Facultad de Comunicación de Sevilla
• Lola Fernández, Secretaria General del SPA
• Mabel Moya, Coordinadora de la Digitalización de los Servicios Informativos de CSTV
• Manu Mediavilla. miembro de la Ejecutiva del Sindicato de Periodistas de Madrid.
Modera: Álvaro Romero Bernal, Periodista

16.00 h. Mesa 3. Empresas de comunicación y crisis
Intervienen:
• Agustín Yanel, Secretario General Sindicato de Periodistas de Madrid y Presidente del Comité de Empresa de El Mundo
• Manuel Gómez Cardeña. Periodista y Presidente de SumaySigue Comunicación.
• María Ángeles Fernández, Periodista y Profesora en la Facultad de Comunicación de Sevilla
• Francisco Terrón. Secretario de Acción Sindical del Sindicato de Periodistas de Andalucía.
Modera: Javier Vidal Vega, Periodista

18.00 Mesa 4. Nuevos planes de estudios en las facultades de comunicación
Intervienen:
• Antonio Checa, Decano de la Facultad de Comunicación de Sevilla
• Juan Antonio García Galindo, Decano de la Facultad de Comunicación de Málaga
• Xabier Arkotxa, Federación de Sindicatos de Periodistas
• Antonio Manfredi. Director de Medios Interactivos de la RTVA
• Javier Guzmán Romero. Delegado de alumnos de la FF.com
Modera: José Romero Portillo, Periodista

19.30 Clausura

viernes, 15 de octubre de 2010

Cultura cornuda

Ahora que el toreo está tan en entredicho –con el auge del movimiento ecologista y proteccionista de los animales y la prohibición de las corridas en Cataluña– que incluso los taurinos han sustituido su Fiesta Nacional por el término Fiesta de los toros, ahora, digo, ahora que el Senado ha tenido la vergüenza torera de no calificar a este espectáculo sangriento como Bien Cultural, dejando aislado a un PP que quiere ver poesía en cada lance y que nos fuerza la vista para identificar la mantanza en el coso con el ser de los españoles, ahora, insisto, va el Gobierno –con Rubalcaba dando la cara– y accede a incluir en el Ministerio de Cultura a esta panda de matadores, como si fueran artistas, creadores o intelectuales del montón siquiera. Por vez primera en nuestra Historia, un Gobierno que se dice progresista da el brazo a torcer para que le retuerzan el sentido común de que una cosa es la creación pura y otra la destrucción impura, o sea, mezclada con ínfulas baratas de artesanía carnicera.

¡Esto sí que es grave! ¡Esto sí que es para recoger firmas y armar la marimorena! ¡Esto sí que es una vergüenza nacional!

En el cajón de la Cultura Nacional se mezclarán ahora los pintores, los escritores, los músicos, los cantaores y cantantes, los escultores, los arquitectos, los científicos, los cineastas y los académicos de condición varia con estos especialistas en pasarse el toro por el forro y los hierros para darle muerte entre aplausos de la caverna del mustio albero... ¡Los toreros podrán decir que se codean con los poetas, con los bioquímicos, con los guionistas de cine! Como si tirarse al campo para torear a una becerra, encerrarse en esas oscuras corralas de la vieja España para entrenarse en el ejercicio de matador fuese comparable a encerrarse durante años en una biblioteca o en un laboratorio. ¡Comenzamos el tercer milenio con la razón por los suelos, con nuestro mundo al revés, tirando la Ilustración y sus postulados a la basura!

No quiero imaginar lo que dirían no ya Unamuno, Pío Baroja o Ángel Ganivet, sino el mismísimo Lorca si levantara la cabeza en un siglo, se supone, mucho más depurado artística y humanamente que el que terminó dándole un tiro.

Y todo porque estos torerillos, simplemente, no caben ya en ningún sitio. Porque el Ministerio del Interior está ya para otras cosas, porque el de Folklore no existe y porque el de Cultura rebaja tanto su nivel o tiene una titular con tan poco mando que no se atreve a contradecir, con la Cultura en la mano, a quien tiene la vara del poder verdadero en el Gobierno para mandar a quién le envía el marrón de los toreros. Ahora que se va Corbacho, el ministro del marrón, como él mismo se ha autocalificado, el marrón de estos matadores que peregrinan con corbatas de seda por los madriles en busca de algún amparo se pone negro negrísimo, color de negro toro de pena. ¿Y nos vamos a tragar semejante puyazo?

  • Este artículo lo publico también, bajo el título 'Los cuernos de la cultura', en el nº 2.030 del semanario Cambio16

jueves, 7 de octubre de 2010

Enhorabuena a Mario


No cinco, sino muchísimas más horas me gustaría charlar con Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936), brillantísimo novelista al que acaban de conceder el Premio Nobel de Literatura. Llevaba décadas postulándose, casi desde que se lo concedieron a su colega Gabriel García Márquez, allá por 1982. Pero el Nobel, como la suerte, va y viene, culebrea por el tiempo y, a veces, queda muy lejos cuando a los artistas de la Palabra le llega la Parca, casi siempre por sorpresa. Con Mario, el Nobel ha llegado a tiempo de que él, que ya no lo esperaba, lo pueda disfrutar.

Antes que algunas de sus novelas, leía artículos de prensa de los que lleva años publicando en El País, los domingos sobre todo, y siempre me fascinó cómo un liberal convencido como Mario era capaz de engatusar al mismo tiempo a conservadores rancios y a comunistas más o menos razonables. Hombre político desde siempre, mantuvo sus diferencias, diatribas y hasta puñetazos con el Nobel colombiano; aspiró a la presidencia del Gobierno de su país, donde acabó derrotado (qué paradoja) por el luego prófugo Fujimori; integró la fundación FAES de Aznar, que ya se sabe que no significa Falange Española, pero de donde se salió rápidamente porque nada de lo que se cocinaba allí dentro parecía olerle bien.

Recuerdo que comencé a leer, y la dejé inconclusa hasta hoy, La casa verde, justo en los días ya tan remotos en que estudiaba para Selectividad. Hace ya tanto... Luego hojeé Pantaleón y las visitadoras, y más tarde leí con agrado la violenta La ciudad y los perros, su primera novela, de 1962, y últimamente, Travesuras de la niña mala, una obra maestra sobre el amor incondicional, obsesivo, en una trama cosmopolita que nos va enseñando ciudades como si viajáramos al pasar de un capítulo a otro. Me consta que La Fiesta del Chivo, en torno al asesinato del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, es probablemente su mejor novela, pero la tengo en una estantería de casa, intacta desde que la leyó Marina y me la recomendó. Ahora le hincaré el diente. Por eso son buenos estos premios tan globales, porque nos aguijonean para leer cosas que jamás hubiéramos debido abandonar.

Como la patria en la que creo son mis propios zapatos y mi lengua, en la que pienso y me comunico, siento este Premio Nobel de Mario como un galardón más al español, este idioma nuestro, cada día más planetario e imprescindible.

Gracias, Mario.