domingo, 14 de noviembre de 2010

Metáfora, Matilde, Andalucía

Decía el filósofo Ortega y Gasset que la metáfora era una forma de aprehender el mundo, las ideas, y que había metáforas tan gastadas que ya no nos dábamos cuenta de estarlas utilizando. Es verdad. Ahí están las frases hechas y los imitadores de Manrique con todos sus ríos desembocando en la mar. Pero hay una actitud vital –del mismo vitalismo que hablara Ortega, me da igual– que genera metáforas conforme se vive, y y eso ocurre mucho en Andalucía, en los pliegues a la sombra de esta tierra nuestra que a veces conocemos poco, deslumbrados por los focos malitencionados del oficialismo ramplón. En una conversación que hoy publica El Correo de Andalucía entre Miguel Poveda y Matilde Coral, ésta suelta perlas como las siguientes:
[Refiriéndose a determinadas innovaciones demasiado innovadoras en el baile flamenco]: "También hace falta un poquito de limpieza. Hay mucho enchufado. Lo siento mucho, pero soy una espectadora y veo muchas cosas que, yo que soy bailaora hasta que me muera, creo que están fuera de lugar. Cosas que no las entiende ni el Espíritu Santo. De pronto ves el mascarón de proa de un barco vikingo en la escena y dices ¿esto qué es? O ves al Ku Klux Klan".
[O sobre el tópico de que el franquismo denigró el flamenco y a sus artistas]: "Todo dependía de quién hiciera la fiesta y de los elementos que fueran. Porque los artistas hemos buscado siempre lo mejor. Lo que no podemos es achacarlo todo al mismo costillar. Claro que el franquismo hizo daño, porque era su misión. Pero yo he vivido la época franquista y he pasado por el fango sin mancharme".
¡Ole, ole y ole! Eso es vivir en la metáfora. No me digan que no estamos ante Bernarda Alba resucitada.

No hay comentarios: